Introducción
En el vasto panorama jurídico, la Autonomía de la Voluntad emerge como un principio esencial que confiere a los individuos la libertad de establecer relaciones legales de acuerdo con sus propias convicciones.
La Autnomia de la Voluntad es un fundamento legal, crucial en el ámbito del derecho, permite a las personas tomar decisiones basadas en su conciencia, siempre y cuando estas no contravengan las normativas establecidas. En este artículo exploraremos mas detalladamente el concepto, desentrañando sus implicaciones legales y ofreciendo perspectivas clave para comprender su aplicación en diversas áreas del derecho privado.
Acompáñanos en este viaje informativo donde desglosaremos los conceptos fundamentales y destacaremos su importancia en el marco legal contemporáneo.
Resumen a primera vista
Principio jurídico que garantiza la libertad de cada individuo para establecer relaciones legales de acuerdo con su propia conciencia, siempre y cuando dichas decisiones no contravengan las disposiciones normativas vigentes.
Por ejemplo, en el ámbito del derecho privado, la autonomía de la voluntad permite a las personas llevar a cabo cualquier acción que no esté explícitamente prohibida por la ley.
Autonomía de la Voluntad Privada
La Autonomía de la Voluntad Privada también conocía como “Autonomía de la Voluntad”, o “Autonomía Privada” es uno de los principios básicos más importantes de los ordenamientos jurídicos rigentes en la actualidad.
El principio es un concepto jurídico que ha sido forjado a lo largo de nuestra historia y el cual ha estado ligado a la evolución y concepción del contrato.
Es, en cierta medida, gracias al gradual y escalonado cambio que han tenido los contratos durante la historia que hoy gozamos de las libertades que nos otorgan los ordenamientos jurídicos modernos.
Los ordenamientos jurídicos han evolucionado significativamente, pasando de reconocer una forma limitada de contratos predefinidos por la ley a aceptar, en principio, cualquier acuerdo de voluntades.
En el pasado, la celebración de contratos estaba restringida a una lista específica que el estado consideraba válida; cualquier otro tipo de contrato se consideraba inválido.
En la actualidad es común que las personas tengan la capacidad de comprometerse a través de contratos según sus deseos, con quienes prefieran y de la manera que elijan, estou hoy día puede parecer normal, que las personas posean la capacidad de obligarse (celebrar contratos) porque quieren, con quienes quieren y como quieren.
En otras palabras, nuestras leyes actuales nos otorgan tres derechos fundamentales:
- Libertad para decidir si celebramos o no contratos, y la flexibilidad de hacerlo en el momento que deseemos.
- Elección de las personas con las que queremos establecer contratos.
- La capacidad de definir las obligaciones contractuales según nuestras preferencias.
En el pasado estos tres pilares fundamentales para la celebración de contratos, no estaban disponibles; los derechos de las personas eran más limitados tanto en el derecho germánico como en el derecho romano.
La Autonomía de la Voluntad, en términos simples, es el concepto jurídico actual que otorga a los individuos la libertad de celebrar contratos de manera libre.
Ahora nos detendremos para analizar qué es la Autonomía de la Voluntad desde una perspectiva conceptual, examinando sus raíces y orígenes.
Entendiendo el Concepto
Observamos que este principio, conocido como Autonomía de la Voluntad Privada, está compuesto por tres palabras clave: “autonomía”, “voluntad” y “privada”. A continuación, realizaremos un breve análisis individual de cada una de ellas.
Concepto de Autonomía
Empecemos con “autonomía” la cual es una palabra compuesta que encuentra sus orígenes en dos vocablos griegos “auto” y “nomos”.
Auto
“Auto” del griego que significa: “por sí mismo, propio de sí mismo, uno mismo” es actualmente en nuestra lengua un prefijo el cual conserva el mismo significado conceptual, como por ejemplo en autoanálisis.
Nomos
Por otro lado tenemos el término “nomos” que en el griego es un vocablo para referirse a la ley o leyes.
“Nomos” da origen al sufijo “nomia” que es utilizado para denotar estudios de algo en particular. Por ejemplo, lo podemos observar en palabras como astronomía o economía.
Autonomía: capacidad de poder decretar a uno mismo su propia ley.
Concepto de Voluntad
Voluntad
La palabra voluntad proviene del latín “voluntas”, vocablo que se utilizaba para expresar la disposición que podía tener una persona de poder ejercer su deseo o elección con relación a sus acciones.
La Real Academia de la Lengua cita dentro de las definiciones para voluntad.
- Facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
- Libre albedrío o libre determinación.
- Elección de algo sin precepto o impulso externo que a ello obligue.
- Intención, ánimo o resolución de hacer algo.
- Elección hecha por el propio dictamen o gusto, sin atención a otro respeto o reparo.
Por tanto, si intentamos combinar los principales conceptos de todas estas definiciones enlistadas como significados de voluntad podemos obtener una definición como la siguiente: “voluntad es la facultad, ánimo o intención de decidir y ordenar la propia conducta sin precepto o atención a impulsos externos“.
Concepto de Privado
Privado
Por ultimo tenemos la palabra “privada” la cual encuentra sus orígenes en el vocablo latín“privo” y/o “privare” el cual tiene dos connotaciones, una de estas como un verbo empleado para indicar la acción de quitar o despojar de algo y la otra connotación es para indicar lo que es contrario a lo público.
La Real Academia de la Lengua nos entrega diferentes definiciones de las cuales para los objetivos de nuestros análisis podemos mencionar.
- Particular y personal de cada individuo.
- Que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares.
Ya teniendo un entendimiento más claro del concepto que enmarca la palabra privada podemos definir la Autonomía de la Voluntad Privada.
Autonomía de la Voluntad
Podemos establecer nuestra definición del concepto de Autonomía de la Voluntad Privada partiendo de las definiciones individuales antes expuestas para construir una definición integral.
Se puede indicar entonces que la Autonomía de la Voluntad Privada es la facultad, ánimo o intención, que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares, de decidir y ordenar la propia conducta sin precepto o atención a impulsos externos.
O de forma alternativa podemos indicar que la Autonomía de la Voluntad Privada es la facultad, ánimo o intención, particular y personal de cada individuo, de decidir y ordenar la propia conducta sin precepto o atención a impulsos externos.
En la actualidad el reconocimiento que hace la ley de respetar nuestra autonomía de la voluntad nos permite gozar de amplias libertades al momento de celebrar contratos, sin embargo, los contratos son hoy en día mínimamente restringidos con el objetivo de evitar injusticias derivadas del uso abusivo en un contrato que puede surgir por la desigualdad entre las partes.
Infografía
Conclusión
En conclusión, la Autonomía de la Voluntad Privada, como principio fundamental en el ámbito jurídico, ha evolucionado a lo largo de la historia y se ha vinculado estrechamente con la concepción y desarrollo del contrato. Este principio, compuesto por las palabras “autonomía”, “voluntad” y “privada”, se traduce en la capacidad individual de establecer y regir sus propias leyes en la toma de decisiones contractuales.
La “autonomía” se refiere a la capacidad de decretar por uno mismo su propia ley, una idea que se ha desarrollado desde la combinación de los términos griegos “auto” y “nomos”. La “voluntad”, derivada del latín “voluntas”, se entiende como la facultad de decidir y ordenar la propia conducta, libre de preceptos externos. Por último, lo “privado” se refiere a aquello que es particular y personal, no de propiedad pública o estatal.
En la actualidad, la Autonomía de la Voluntad Privada constituye un pilar esencial en la libertad contractual, permitiendo a los individuos ejercer su capacidad de decisión de manera personal y particular, aunque su aplicación se ve regulada para salvaguardar la equidad en las relaciones contractuales.